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Los Siete Dolores de Maria

María Santísima de los Dolores / Trekant Media

Hoy es 15 de septiembre. Desde 1814, esto es, justo hace dos siglos, en este día se conmemoran los Dolores de María Santísima. No es casualidad que sea justo después de la Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Después de Cristo, fue María, al pie de la Cruz, quien más sufrió por los padecimientos de Su Hijo. 

La Festividad de Nuestra Señora de los Dolores fue establecida por la Iglesia, como dijimos, en 1814 para conmemorar los siete Dolores que se consideran más profundos en la vida y en el corazón de la Virgen. Con idéntica motivación se celebraba el llamado “Viernes de Dolores” (el viernes anterior al Domingo de Ramos) pero el Concilio Vaticano II decidió eliminar esta festividad duplicada. Desde 1914, esto es, hace un siglo, el 15 de septiembre es el día señalado en el calendario litúrgico para conmemorar los Siete Dolores de María, representados habitualmente con un corazón traspasado por uno o siete puñales.

Estos Dolores de la Virgen se evocan con el rezo de la Corona Dolorosa. Tenga en cuenta que Dolores es la más universal de las advocaciones de la Virgen, pues no está vinculada a una aparición o a una imagen, sino que arranca del mismo Evangelio, que nos presenta a María al pie de la cruz.
Pero ¿cuáles fueron realmente estos siete Dolores? La Iglesia admite y fomenta en especial el recuerdo de estos Dolores de Nuestra Madre:

Primer Dolor - La profecía de Simeón asociando a Su Hijo el destino doloroso que le espera.

De Lucas 2, 22-35: 

Cumplidos los días de su purificación, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, según lo ordenado en la ley del Señor.
Había por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de ver al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu Santo vino al Templo; y al introducir sus padres al niño Jesús para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu siervo se vaya en paz, según tu palabra, porque mis ojos han visto tu salvación, la que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz para revelación de los gentiles y gloria de tu pueblo, Israel”.
Su padre y su madre estaban admirados por las cosas que se decían de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Mira, éste ha sido destinado para ser caída y resurrección de muchos en Israel, y como signo de contradicción –y a ti misma una espada te atravesará el alma-, para que se descubran los pensamientos de muchos corazones
”.

Segundo Dolor - La huida a Egipto. 

De Mateo 2, 13-15:

Después de haberse marchado, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto; quédate allí hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al niño para acabar con él”. Él se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche y se fue a Egipto. Allí estuvo hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que anunció el Señor por el profeta al decir: “De Egipto llamé a mi hijo

Tercer Dolor - El Niño perdido en el Templo. 

De Lucas 2, 41-50:

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron a la fiesta como era su costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo advirtieran. Pensando que iba en la caravana, anduvieron una jornada buscándolo entre sus parientes y conocidos; pero, al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca. Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían estaban asombrados de su sabiduría y de sus respuestas. Al verlo se maravillaron y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando”. Y él les dijo: “¿Por qué me buscabais? ¿no sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio”.

Cuarto Dolor - María se encuentra con Jesús camino al Calvario

De la IV estación del Via-Crucis:

Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde El pasa.
Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor. El alma de María queda anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo
.”

Quinto Dolor - Jesús muere en la Cruz 


De Juan 19, 17-39:

Estaban de pie junto a la Cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Viendo Jesús a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la tomó consigo. Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un vaso lleno de vinagre; y atando a una rama de hisopo una esponja empapada en el vinagre, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: “Todo está consumado”. E inclinado la cabeza, entregó el espíritu”.

Sexto Dolor - María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz 

De Marcos 15, 42-46:

Al atardecer, como era la parasceve, esto es, la víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro ilustre del Sanedrín, que esperaba también el reino de Dios; y con valentía se llegó hasta Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si ya había muerto. Al asegurarse por el centurión, entregó el cuerpo a José. Este compró una sábana; lo bajó y lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que estaba excavado en la roca y rodó una piedra a la puerta del sepulcro”.

Séptimo Dolor - Jesús es colocado en el Sepulcro 

De Juan 19, 38-42:

Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por temos a los judíos, pidió a Pilato permiso para retirar el Cuerpo de Jesús. Pilato lo concedió. Fue, pues, y retiró el cuerpo de Jesús. Llegó también Nicodemo –el que antes había ido a él de noche- trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron con lienzos y aromas, como acostumbran a sepultar los judíos. Había un huerto en el lugar donde fue crucificado, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que todavía nadie había sido sepultado. Como era la Preparación de los judíos, y por la proximidad del sepulcro, pusieron allí a Jesús”.

Casa Hermandad

Inmemorial, Venerable, Pontificia y Real Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz de Jerusalén, María Santísima de los Dolores y Santa María Magdalena

Capilla de Jesús Nazareno
C/ Santa María s/n
11.005  Cádiz (CÁDIZ)

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