Rosas para Nuestro Padre Jesús Nazareno

Cada rosa tenía un significado, un motivo, una explicación. Una era por cada persona que sufre el dolor de no poder trabajar ni dar de comer a sus hijos. Otra por cada niño que no encontrará ningún juguete el próximo 6 de enero. Había una rosa por ese barrio de Santa María que sigue luchando mientras espera a su Nazareno. Otra por las almas que se pierden a golpes de intolerancia y fanatismo. Una rosa por ese Cádiz que sigue viendo pasar trenes. Rosas por las vidas que se fueron y por las nuevas que vendrán. Rosas por los devotos de Jesús y por los jóvenes y no tan jóvenes que empezaron el año a su lado. Rosas por los que ayer besaron la mano de Dios y por los que tuvieron que conformarse con verle desde la distancia. Rosas por nuestras Madres Concepcionistas y por toda la Santa Iglesia de Dios. Rosas por los que no creen, por los ancianos, por los jóvenes, por los mendigos, por los enfermos. Rosas por nuestro amigo Julio, al que tanto hemos echado de menos.
Las rosas eran rojas pero otro color lo invadía todo. Era el verde de la Esperanza. Ya lo dijo en su homilía nuestro hermano el Padre Ricardo Jiménez: Qué sentido tiene vivir si no tenemos esperanza. Mañana seremos más felices que hoy. Así lo hará Aquél cuyo nombre está por encima de todo nombre. Aquél ante el que toda rodilla se doblega. Por eso, las dos últimas rosas son para un año nuevo y para un futuro mejor. Tengamos Fe.
Reportaje de fotos