El último adiós a la sonrisa de Cádiz
Foto: Jonathan Payán
Las manecillas del reloj enfilaban las doce de la mañana y Santa María latía con el nerviosismo de un barrio al que se le iba algo más que una ARTISTA con toda las letras. Nos dejaba también la sonrisa, la bondad y la gracia de Cádiz. Gracia con la que supo interpretar las vertientes más gaditanas del flamenco, con un arte y un salero que será muy difícil de igualar.
Es por eso que pasadas las doce y a hombros, como los grandes toreros después de una faena magistral, entraba el féretro con los restos mortales de Mariana Cornejo, acompañado de familiares, amigos y admiradores, mientras que el resto de la comitiva llenaba hasta el último rincón de la Iglesia de Santa María. Todos quisieron estar allí, a los pies de Jesús Nazareno y de su Madre María Santísima de los Dolores, para darle el ultimo adiós a esta gran artista.
En su sentida homilía, el Rvdo. Padre Balbino Reguera Díaz nos consoló con sus palabras al recordarnos que Mariana no se iba, sino que acudía a la llamada del Padre Celestial.
Quiso el destino que una de sus últimas actuaciones, si no la última fuese para la Cofradía, para el Nazareno y también para los más necesitados de la Ciudad. Sobre las tablas del Falla derrochó su arte en el espectáculo “Cádiz, Dos Pasiones” y nos deleitó con su alegría y su compás.
Quiso la familia que su ultimo adiós fuese ante su Nazareno, al que tanto quiso en vida y ante El que seguro ahora goza en el Reino de los Cielos.
Mariana, te despediste de los gaditanos bailando al son de ese tanguillo de Cádiz que con tanto arte cantabas. Hoy, tu familia, tus amigos, tus admiradores, tu gente, quiso despedirte al son de esos Duros Antiguos que tanto en Cai dieron que hablar, como tú, Mariana, para así arrancarte una sonrisa en ese último viaje que estabas a punto de iniciar. Gracias por todo y hasta siempre.