Un Cabildo que marca un punto y aparte

Desde su convocatoria, allá por el mes de febrero, se sabía que no sería un Cabildo normal. Suponía nada menos que la despedida formal del hermano que ha gobernado la Cofradía desde el año 2006. Efectivamente, Santiago Posada Díaz-Crespo ha aprovechado el Cabildo celebrado esta misma noche para despedirse como Hermano Mayor, una vez cumplidos los dos mandatos consecutivos que imponen como límite las normas diocesanas. 

El sabor a despedida se mascaba en cada instante del Cabildo. Con una presencia de 66 hermanos, que superaba el quorum establecido para la primera convocatoria, la sesión comenzó con la lectura del acta anterior, la memoria del ejercicio anterior y el proyecto anual de actividades, que fueron aprobadas con amplísimas mayorías. Con solo diez votos en contra, se aprobaron las cuentas del ejercicio 2013 y el presupuesto del presente.

En el apartado de Informe del Hermano Mayor, este aprovechó para despedirse de los hermanos poniéndose a disposición de los futuros rectores de la Hermandad en cuanto pueda ser de ayuda. Hizo un pequeño balance de su gestión, pidió perdón por sus errores y dio las gracias por el apoyo recibido en todo momento por una gran mayoría de hermanos. 

Finalmente, en el apartado de Ruegos y Preguntas, se abrieron los micrófonos para que los hermanos plantearan las cuestiones que quisieran, que concluyó con una emotiva felicitación al Hermano Mayor y a la Junta de Gobierno de José Luis Suárez Villar, quien durante doce años rigiera los destinos de la Hermandad.

Antes de las 10 de la noche se puso fin a un Cabildo General Ordinario que marcará un antes y un después en la vida de una Cofradía que camina inexorable hacia los cinco siglos de existencia. Es de justicia agradecer el trabajo totalmente desinteresado realizado en estos últimos ocho años por Santiago Posada Díaz-Crespo y sus distintas Juntas de Gobierno. Solo resta pedir al Nazareno y la Virgen de los Dolores que protejan a los futuros dirigentes.