La Función Principal de Instituto culminó al Solemne Quinario

Un año más se cumplieron nuestras sagradas Reglas. El pasado domingo, que coincidía con el cuarto de la Cuaresma, se celebró la Función Principal de Instituto de esta Cofradía ante la presencia de nuestra Alcaldesa, de varios miembros de la Corporación Municipal, del Presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, de representantes del Colegio de Graduados Sociales, de otras entidades, de la mayoría de Hermandades de la ciudad y, por supuesto, de cientos de hermanos que no quisieron perderse la Eucaristía más solemne y trascendente de las que celebra la Cofradía a lo largo del año.

El Padre José Antonio Medina, predicador del Quinario, también presidió esta Función Principal. Tras la lectura correspondiente del Evangelio (Juan 3,14-21), el Padre José Antonio, que es Vicario Parroquial de la de Nuestra Señora de la Merced y Director Espiritual del Seminario Diocesano, quiso dar su homilía desde el púlpito para dirigirse a los fieles y sobre todo a Jesús Nazareno, a quien rindió tributo con unas sentidas y emocionadas palabras de amor y devoción.

Tras la homilía, el Hermano Mayor procedió a hacer, en nombre de todos los hermanos, la Solemne Protestación de nuestra fe, para continuar con el capítulo de peticiones y ofrendas. El momento de la Consagración estuvo revestido de la máxima solemnidad, con la bandera de la Cofradía y las varas de Hermano Mayor y Fiscal rendidas al Padre Eterno, razón última de la existencia de esta Hermandad.

Con la Comunión nos aprestamos con alegría a recibir a Jesús para recibir a continuación, de la voz del Padre José Antonio, la bendición apostólica con indulgencia plenaria que concedió el Santo Padre Benedicto XV a los hermanos de esta Cofradía y fieles que asistieran a nuestra Función Principal de Instituto.

Entonces llegó el momento de los reconocimientos. En primer lugar, el Hermano Mayor quiso atender públicamente la solicitud del Padre José Antonio de hacerse hermano de nuestra Cofradía, presentándole la hoja de inscripción para su firma y colocando sobre sus hombros la medalla como muestra del orgullo que nos produce contar con él en la nómina de hermanos. Posteriormente, se entregó el Santo Escapulario de Jesús Nazareno a dos destacados hermanos de nuestra Corporación: D. Manuel Oliva Dionisio, por cumplir 50 años como cofrade, y D. Santiago Posada Díaz-Crespo, por haber sido Hermano Mayor.

Con la alegría por el encuentro con grandes amigos y la emoción a flor de piel por los momentos vividos, se puso fin a una Función Principal de Instituto que volvió a acreditar la vida interna de la Hermandad y el firme compromiso católico de sus miembros.