No olvides recibir el Espíritu Santo

Hoy es Domingo de Pentecostés, una importante fiesta cristiana en la que conmemoramos la venida del Espíritu Santo, justo cincuenta días después de la Resurrección de Nuestro Señor. Pese a sus continuas apariciones, Cristo aun no había logrado que sus Apóstoles se organizaran para llevar su Palabra a todos los confines de la Tierra. Por ello, tal como les había anunciado, un día recibirían el Espíritu Santo, que fue la inspiración definitiva para que los discípulos se pusieran manos a la obra en su ingente encomienda. 

En este texto de los Hechos de los Apóstoles (2, 1-5) se explica magníficamente cómo fue la venida del Espíritu Santo y qué supuso para el grupo de los Elegidos de Cristo:

“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo”.

Como se suele decir, Pentecostés fue el día del nacimiento de la Iglesia de Cristo, que así comienza su andadura universal. No es de extrañar que estemos ante una de las Festividades más antiguas de la Cristiandad, aunque probablemente fuera continuación de una anterior fiesta judía. Con ella se pone el punto final a la Pascua y comienza el tiempo de preparación a otra gran Festividad de la Iglesia, la del Corpus Christi.

Recuerda acudir a celebrar la Eucaristía. Igual que a los Apóstoles, la venida del Espíritu Santo debe servir para reforzar nuestra fe y llevar la Palabra de Dios a nuestra vida diaria.