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Tiempo de Cuaresma, tiempo de meditación

Miércoles de ceniza

Aunque en nuestras calles sigan sonando las voces del Carnaval, aunque sigan viéndose disfraces, tablaos y carruseles, aunque todo parezca ser como ayer, hoy todo cambia en nuestros calendarios. Es Miércoles de Ceniza y nuestras almas se vuelven a Cristo para meditar sobre su vida y su sacrificio por el hombre ya que Jesús hizo por nosotros la más grande de las penitencias que se pueden hacer. Este día marca un hito en la vida del cristiano y, especialmente, del cofrade.

A continuación te dejamos las palabras que nos dirige nuestro Obispo D. Rafael Zornoza con ocasión de este Miércoles de Ceniza que marca el inicio de la Cuaresma.

 

Queridos amigos, hermanos cofrades:

Os saludo cordialmente en este tiempo de Cuaresma: Las celebraciones que se acercan merecen toda nuestra atención y la puesta a punto de nuestra fe.

De nuevo el crucificado centra todas las miradas de los hombres mientras recorre un camino de redención que se convierte en nuestro propio camino. El resucitado finalmente nos abre el portón de la gloria para que entremos en la vida plena. Su vida es ya nuestra vida, lo mejor de nuestra existencia, lo divino para los humanos.

Los misterios que contemplamos nos hablan de pasión y de compasión, de un Dios que sufre y que muere, que es lo opuesto a la apatía y al aislamiento. Considero, por tanto, que este tiempo de gracia nos arrastra necesariamente desde el con-vivir al compadecer con Cristo para llegar al con-resucitar, pasando por el con-morir con el. Por todas partes el Señor nos hace ver cuanto valemos ante Dios, cuánto le interesamos y de qué modo se asocia a nuestra existencia. Sería incoherente y traidor olvidarnos de el o, sencillamente, no con-sufrir con los demás.

Os invito, pues, a fortalecer el corazón para no ser indiferentes ante el amor de Dios ni ante el sufrimiento del prójimo. Que nuestro seguimiento físico de los pasos que con tanto esfuerzo disponéis y la contemplación emotiva de las imágenes nos centren en los sucesos de la pasión y la gloria del Señor y purifiquen nuestra la mirada y el corazón para apreciar al prójimo por quien Cristo murió y resucitó. Así, teniendo “parte en los padecimientos con el” (cf Jn 13,8), como quienes se dejan lavar los pies por Cristo, podamos servir a los demás abandonando todo egoísmo.

Debemos, por tanto, orar para poder ayudar. Hemos de contemplar para caminar, necesitamos compadecer para servir. Quien entra de corazón en estas celebraciones de amor, ha de superar la indiferencia y cualquier pretensión de omnipotencia. La prueba de haber gustado el mar de misericordia con que nos atrae el Señor será nuestra entrega paciente que nos haga llevar con generosidad las cargas de los necesitados.

Os bendigo de corazón con el deseo de que sea Cristo mismo quien dilate interiormente vuestro afecto y voluntad para poder abrazar la gracia del Salvador. Sed misioneros impacientes, amantes inquietos, cireneos sencillos capaces de mantener la fe de esta generación con un amor cercano,  marcados por la pasión que nos abre a la compasión.

+ Rafael, Obispo de Cádiz y Ceuta

Casa Hermandad

Inmemorial, Venerable, Pontificia y Real Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz de Jerusalén, María Santísima de los Dolores y Santa María Magdalena

Capilla de Jesús Nazareno
C/ Santa María s/n
11.005  Cádiz (CÁDIZ)

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